Ahora miro la lluvia a través de la ventana; casi imperceptible, silenciosa. La quietud. Se llevaron la mesa de la cocina, los muebles del comedor, las camas de los chicos. La casa se va desnudando por dentro y los cuartos están vacíos de objetos y llenos de recuerdos. Mis sentidos me confunden, la casa juega conmigo, porque creo ver una silueta que pasa de un cuarto a otro, escuchar un llanto y una risa cristalina. Quizás las imágenes y voces hayan quedado pegadas a las paredes con el tiempo y se estén descascarando como el papel viejo.
Afuera sigue la lluvia y siento frío, Yo estoy en silencio. Siempre en silencio porque no me sale nada. Solo un temblor invasor de tanto en tanto.
Afuera esta la ciudad; ahora llueve